domingo, 4 de febrero de 2018

-CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA-


-PLATÓN-
(Idea, mundo sensible, mundo inteligible, Bien, razón, doxa, episteme (ciencia), alma, justicia)
-IDEA: Platón designa con el término «ideas», o «formas» a las entidades que constituyen el mundo in­te­li­gi­ble. Tales entidades son inmateriales, de naturaleza inteligible o racional. Las «ideas» solo pueden ser captadas a través del nous -el entendimiento, la parte racional del alma-, pero no a través de los sentidos. Se caracterizan ade­más por ser universales (cada «idea» es una especie), eternas, simples e inmutables. En las «ideas» reside el ser, entendido como esen­cia, de las cosas; por ello las «ideas» constituyen la auténtica realidad, de la cual el mundo sensible no es más que una imitación -una copia imperfecta-. Las «ideas» está jerarquizadas: en la cúspide está la «Idea de Bien» (por ser lo que tienen en común todas las «ideas»), aunque a veces es sustituida por la «Idea de Uno», de «Belleza», de «Justicia».
-BIEN o IDEA DE BIEN: en La República la «Idea de Bien» aparece en la cúspide de las «ideas», y se alcanza a partir de una ascensión dialéctica. Es la «idea» suprema y la que da unidad al mundo inteligible. La razón de por qué es la «idea» suprema se debe a que es aquella de la que participan todas las demás, y la que, por lo tanto, sirve de fundamento a todo lo demás. Esto es así, porque la «Idea de Bien» expresa aquello que hace a todas las «ideas» ser «ideas»: que son perfectamente determinadas, ordenadas. En ese sentido son «buenas». La «Idea de Bien» aparece así no como una realidad más del mundo inteligible, no como una cosa inteligible más, sino como el ser, la esencia, de toda «idea».
-MUNDO SENSIBLE: en la terminología platónica el mundo sensible es el mundo material, que nos encontramos en nuestra experiencia inmediata. Es el mundo que captamos a través de los órganos de conocimiento del cuerpo, esto es, de los sentidos.
En el mundo sensible solo hay individuos, no universales. Estos individuos se caracterizan fundamentalmente porque: (1) Están sometidos al permanente devenir; esto es, son realidades cambiantes: nacen, se transforman, perecen o se desvanecen. (2) Están compuestos de partes, que a su vez están compuestas de partes, etcétera.
Por estas dos razones el mundo sensible carece de auténtico ser, de esencia. No tiene un ser propio. Así, de un acto podemos decir que es justo, pero acaso pasado mañana lo califiquemos de injusto. Además, el mismo acto puede ser considerado desde un cierto punto de vista justo, pero desde otro injusto.
Ahora bien, aunque el mundo sensible no tiene un ser propio tampoco se puede decir de él que es una pura nada, un puro caos. Si el mundo sensible fuese una pura nada, un puro caos, no podríamos reconocer en él caballos, triángulos, actos justos, etcétera. No habría en él nada determinado. Y, sin embargo, reconocemos a esto como un caballo, a esa figura pintada sobre la arena como un triángulo, a aquello como un acto justo, etcétera. Por lo tanto, hay que concluir que el mundo sensible tiene un cierto ser, no es puro caos. Platón dirá que es mezcla de ser y no ser.
Pero, si hemos dicho que el mundo sensible no tiene un ser propio ¿de dónde le viene ese ser que, pese a todo, posee? En el Fedón Platón dirá que el mundo sensible tiene un ser participado. Tiene cierto grado de ser en la medida que participa (methesis) de las «ideas». Su ser consiste en ser un reflejo de las «ideas», una copia (mímesis) de las «ideas».
-MUNDO INTELIGIBLE: en la terminología platónica el mundo inteligible es aquel tipo de realidad a la que no podemos acceder a través de nuestros sentidos, sino a través del nous (=inteligencia). El mundo inteligible es el mundo de las «ideas», que constituyen la esencia de las cosas.
Tales «ideas» son subsistentes (tienen realidad en sí), universales, simples, inmutables y eternas. Las «ideas» tienen una estructura jerárquica: las «ideas» menos generales participan de las más generales, y en la cumbre está la «Idea de Bien».
Las «ideas» pueden ser conocidas a través de una noesis (= intuición, captación directa) por el entendimiento. Para el conocimiento de las relaciones que mantienen unas «ideas» con otras se necesita de la dialéctica.
-RAZÓN: Platón usa, con frecuencia, el término razón como sinónimo de inteligencia. Es una capacidad que reside en el órgano superior de conocimiento, en el entendimiento, que se encuentra en el alma. Así entendida la razón posee también grados: puede entenderse como razón discursiva (dianoia), o como razón intuitiva (noesis). A veces también denomina razón a la dialéctica.
(1) Razón discursiva, entendimiento discursivo o inteligencia discursiva (dianoia): es el modo de conocimiento propio de lo que Platón, en algunas obras, llama artes, que serían la geometría, la aritmética y la astronomía. Este tipo de conocimiento se caracteriza porque: (1) Parte de hipótesis (tales como que existen tres tipos de ángulos, que los números han de ser pares o impares, etc.) para deducir a partir de ellas ciertas conclusiones. (2) Parte de figuras, de imágenes, sensibles para sacar conclusiones, aunque estas se refieran a elementos inteligibles y no sensibles. (Así, por ejemplo, se necesita trazar, o imaginar físicamente, un ángulo para poder llegar a la conclusión de que existen tres tipos de ángulos, se necesita operar sobre la figura de un triángulo, para poder concluir que su área es igual a base por altura dividido por dos, etc.)
(2) Razón intuitiva, intuición (noesis): Platón llama así a la captación o conocimiento directo de las «ideas» que lleva a cabo el entendimiento. La razón intuitiva a diferencia de la discursiva: (1) Parte de hipótesis, las «ideas» más bajas, para ascender dialécticamente hasta el fundamento absoluto de todo. Hecho esto desciende dialécticamente hasta dar un fundamento de las hipótesis de que partíamos (de tal modo que ya no son meras hipótesis sino verdades de­mos­tra­das). (2) Opera con entidades puramente inteligibles (esto es, no sensibles), que son las «ideas».
-DOXA (= OPINIÓN): Platón emplea el término doxa (= opinión) para referirse al tipo de conocimiento obtenido por los sentidos, frente al procedente del nous. Le denomina así porque el conocimiento sensible es siempre conocimiento de lo particular y cambiante, y, por lo tanto, no es auténtico conocimiento, no nos pone ante lo que las cosas son (=su esencia), sino ante lo que, aquí y ahora, parecen ser, ante lo que, desde cierta perspectiva, parecen ser.
Es, por lo tanto, una forma inferior de conocimiento, que tiene, no obstante, dos grados:
(1) Conjetura o imaginación (eikasia): consiste en el conocimiento indirecto de las cosas sensibles (a partir de las sombras, repre­sen­­taciones pictóricas o escultóricas, las imágenes reflejadas, etc.). Es la forma más baja -más pobre, menos plena- de conocimiento. (En el mito de la caverna aparece simbolizado por el conocimiento de las sombras que tienen los pri­sio­neros cuando están atados.)
(2) Creencia o fe (pistis): consiste en el conocimiento directo de las cosas sensibles. (En el mito de la caverna aparece representado por el conocimiento de las cosas reales en el interior de la caverna.)
-EPISTEME (CIENCIA): Platón usa el término episteme (= ciencia) para referirse a la forma suprema de conocimiento, al conocimiento pleno, al conocimiento de las esencias de las cosas, a las «ideas», y al conocimiento del orden del mundo de la «ideas». Es decir, la ciencia trata de la captación de las «ideas» por el entendimiento (proceso al que denomina noesis = intuición), y del ascenso de las «ideas» más bajas hasta alcanzar la «Idea de Bien», que es el principio o fundamento de todo, proceso para el que se necesita de la dialéctica.
A veces Platón también emplea el término ciencias, en plural, para referirse a aquel tipo de saberes que surgen del uso de la dianoia (= razón discursiva) como la geometría, la música y la astronomía, pero lo hace «para adaptarse al uso».
-ALMA: Platón, siguiendo a las pitagóricos (que lo toman a su vez del orfismo), defiende una antropología dualista. Eso quiere decir que el ser humano es un compuesto de dos sustancias separables: cuerpo y alma.
El alma es inmortal y se reencarna tras la muerte del cuerpo. Según Platón el alma poseería tres partes con una función cada una: (1) La parte racional, constituida por el entendimiento, donde reside la capacidad de conocimiento intelectual o racional. (2) La parte volitiva, donde reside la voluntad. (3) La parte apetitiva, donde residen los deseos.
-JUS­TICIA: es para Platón, la virtud por excelencia. Pero tiene un doble sentido: (1) Por un lado es una virtud del alma. En este caso la justicia se da cuando cada parte del alma cumple con su cometido, se atiene a su virtud es­pe­cí­fica. Esto sucede cuando en la parte racional del alma se da la sabiduría o prudencia, en la volitiva el valor o fortaleza, y en la apetitiva la templanza. (2) Por otro es una virtud del Estado, de la polis, es el fin de la polis. En este sentido la justicia se da cuando cada estamento cumple con su cometido, con su virtud específica: cuando los gobernantes son sabios, cuando los guardianes son valerosos y cuando los productores y comerciantes son moderados en sus deseos.


-ARISTÓTELES-
(sustancia, ciencia, hilemorfismo, potencia, acto, causa, abstracción, alma, felicidad, virtud, polis -ciudad-)
-SUSTANCIA: la sustancia es una de las categorías (uno de los significados del ser), y uno de los modos de darse lo que es. La sustancia es aquella categoría, o modo de darse el ser, que responde a la pregunta ¿qué es ...? Así, por ejemplo, a la pregunta de ¿qué es «esto»?, podemos responder: «es un caballo». De modo que «ser caballo» tiene aquí el sentido de sustancia. Pero sustancia es también aquello que está supuesto en toda forma de darse el ser. Por lo tanto, es aquello que está supuesto en el «ser caballo». (¿Qué es lo que es un caballo? Respondemos: «esto».).
El término sustancia tiene, por lo tanto, un doble sentido en Aristóteles: por un lado la sustancia es la cosa concreta, el individuo, que tiene realidad en sí mismo, que es algo en sí mismo. Y por otro es lo que determina a ese algo a ser algo (a ser un caballo, un abeto), es decir, es la esencia, el universal. Aristóteles denomina sustancia primera, o sustancia (sin más) al primer modo de entender la sustancia. Y sustancia segunda al segundo modo de entenderla. Pero ambos modos no se dan separados.
-CIENCIA: la ciencia es aquel modo de co­no­ci­miento que trata de lo universal y necesario y que consiste en mostrar como unos principios se derivan ne­ce­sa­riamente de otros dados, de modo que todo tiene que ser derivado de unos primeros principios. Su modo de operar es descrito por la analítica o lógica.
Aristóteles denomina ciencia también a una virtud intelectual (o dianoética), que consiste en el hábito de practicar la ciencia.
-HILEMORFISMO: se llama así a la teoría aristotélica que sostiene que las sustancias están com­pues­tas de dos principios que no se dan separados en la realidad, pero que podemos pensar separados en el entendimiento, y que son la materia (hyle) y la forma (morphé).
La materia primera es la materia común al universo físico, pero que no se da nunca separada de la forma. Sin orden (sin estructura, sin un principio organizador, sin la forma sustancial), la materia primera sería pura indeterminación, puro caos, y, por ello, sería inconcebible, no sería. Digamos que la materia primera es pura potencia para ser algo, pero sin ser, en sí misma, nada.
Pero acompañando a una forma sustancial, la materia primera es un principio de individuación; es decir, es lo que hace que haya individuos, que haya esta cosa concreta, este individuo concreto, Brioso.
La forma sustancial es aquello que determina a la materia, haciéndola ser algo, ser un caballo, ser un hombre, etcétera. Constituye, por lo tanto, la esencia de ese algo, lo que le dar un ser. Es por lo tanto lo común a una clase de cosas, es lo universal.
-POTENCIA: ser en potencia es tener una capacidad para ser pero no ser todavía. Así, una bellota es, en potencia, una encina, el mármol es, en potencia, una estatua, etcétera.
Aristóteles define lo natural como aquello que cambia por sí mismo, como aquello que «llega a ser» por sí mismo. Pero, para que algo llegue a ser algo tiene, previamente, que tener la capacidad de ser ese algo. Así, para que la bellota llegue a ser encina tiene que poseer esa capacidad de llegar a ser encina. Para que el mármol llegue a ser estatua tiene que poseer la capacidad para ser estatua. (Obviamente el mármol no posee la capacidad para ser encina, ni la bellota para ser estatua). A ese capacidad es a lo que denomina Aristóteles dynamis (= ser en potencia).
-ACTO: ser en acto quiere decir ser ple­na­men­te, ser ya, ser ahora. Así, por ejemplo, estoy disfrutando de una comida ahora mismo (en acto), y soy (en acto) un hombre concreto.
Aristóteles define lo natural como aquello que cambia por sí mismo, como aquello que «llega a ser» por sí mismo. Ser en acto es, por lo tanto, la culminación de todo cambio. Todo cambio está impulsado por el «deseo» de ser en acto.
«Ser en acto» es la traducción que hizo el pensamiento medieval de dos términos aris­toté­li­cos: enérgeia (= en trabajo, que designa a un movimiento o cambio que se está produciendo ahora) y ente­lé­kheia (= tenerse en el fin, que significa que algo es ahora, es ya algo).
-CAUSA: para Aristóteles la causa es el principio constitutivo de algo, y cuya modificación provoca un cambio en ese algo.
Hay cuatro tipos de causas, que por lo general, son inseparables: (1) La material: es la materia que constituye una sustancia, que es la causa de que se dé esa sustancia, y que tiene que dejarse cambia para que haya un cambio en la sustancia. (2) La formal: es la forma sustancial o accidental que constituye una sustancia o un accidente de esa sustancia. Tiene que haber un cambio de forma sustancial o accidental para que haya un cambio de sustancia o en la sustancia. (3) La eficiente: es el agente externo que produce una sustancia o accidente. (4) La final: es el fin para el que se produce un cambio, que consiste en llegar a ser una determinada sustancia o accidente de una sustancia.
-ABSTRACCIÓN: es la capacidad por la que el entendimiento agente (Aristóteles dice simplemente entendimiento) saca la forma sustancial de las imágenes guardas en la memoria. O dicho de otra forma, es la capacidad que posee el entendimiento (agente) de pensar las formas sustanciales, esto es, lo universal, separadas de la materia.
-ALMA: Aristóteles denomina alma a la forma sustancial de los seres vivos. Hay tres tipos de almas: (1) Ve­ge­tativas, pro­pias de los vegetales, que tienen las capacidades de crecimiento, nutrición y reproducción. (2) Sen­sitivas, propias de los animales, que incluyen las funciones de las vegetativas y además tienen las capa­ci­da­des de conocimiento sen­si­ble, de apetecer lo conocido y de desplazarse para obtener lo apetecido. (3) Ra­cio­nales, propias de los seres humanos, que incluyen las funciones de las almas sensitivas y además tienen las capacidades de conocimiento racional y voluntad libre.
-FELICIDAD: Aristóteles dice que la felicidad es el fin último que nos proponemos los seres humanos. Para aclarar en qué consiste debemos recordar que Aristóteles define lo natural como aquello que llega a ser lo que es por sí mismo. Este «llegar a ser» consiste en que lo que es en potencia llegue a ser en acto; o, dicho de otro modo, que lo que tiene capacidad para ser algo llegue a serlo plenamente. Hay, por lo tanto, una tendencia en lo natural a desarrollar su esencia, a ser plenamente. Eso sucedería también con los seres humanos. Y en esto consiste la felicidad, en alcanzar la plenitud.
Pero lo que hace a un ser humano plenamente humano es la voluntad libre y el conocimiento racional, que son las facultades que diferencian al alma humana de la de cualquier otro ser vivo. Por lo tanto la felicidad está en guiar la voluntad libre por el conocimiento racional, para lo que se necesita practicar las virtudes intelectuales y morales. Felicidad se identifica con sabiduría, solo el sabio es realmente feliz.
-VIRTUD (areté): en el mundo griego la virtud es entendida, en general, como una especial capacidad, ha­bi­li­dad, destreza, para algo. Con Aristóteles la virtud pasa a ser entendida como una capacidad, destreza, para alcanzar la felicidad. Pero la felicidad consiste en la plenitud. Esto es, en que el hombre se realice como lo que es, en que desarrolle su propia esencia, su propia naturaleza. Por eso Aristóteles entenderá que la virtud reside, para los hombres, en el hábito (la disposición permanente, la costumbre) de someter su vida a la realización de su propia esencia. Pero la esencia humana consiste en ser un animal racional. Por lo que la virtud consistirá en la costumbre de ejercitar la razón (virtudes intelectuales), o de guiar los deseos, pa­sio­nes y apetencias por la razón (virtudes morales).
-POLIS: la polis es el modo de organización tradicional del mundo griego.
La polis es, para Aristóteles, la agrupación más perfecta. Esto es así porque solo la polis es autosuficiente. La polis constituye la culminación natural del agrupamiento de los hombres. Es, por decirlo de otra forma, el fin de toda comunidad humana. Y dado que en la naturaleza todo tiende a un fin, la polis es el fin natural de la naturaleza comunitaria del hombre.
La polis no es, por lo tanto, una simple alianza militar, ni económica, ni un territorio en el que vivir. Es todo eso pero es más que eso: es el lugar donde los ciudadanos se realizan plenamente como humanos, y donde pueden, por lo tanto, alcanzar la felicidad.
La finalidad de la polis será alcanzar el bien común, por tal entiende Aristóteles, el conjunto de condiciones que permitan el bienestar material y el perfeccio­namiento de los ciudadanos, que se alcanza con la práctica de la virtud.


-TOMÁS DE AQUINO-
(razón, fe, verdad, Dios, esencia, existencia, creación, ley natural, ley positiva)
-RAZÓN: Tomás de Aquino diferencia, como por lo general todos los pensadores cristianos, entre «órganos» de conocimiento: la razón y la fe.
La razón es una forma de conocimiento natural, llevada a cabo por el entendimiento, y que consiste en la capacidad de pensar en términos universales, y de deducir, a partir de unos principios más generales, otros de menor generalidad.
Para acceder al conocimiento de los universales el entendimiento agente lleva a cabo un proceso, denominado abstracción, por el que consigue obtener lo universal a partir de las imágenes de las cosas guardadas en la memoria. Este proceso le permite pensar las formas sustanciales (que son universales, que constituyen la esencia de la cosas) separadas de la materia y de las formas accidentales.
La razón tiene como campo exclusivo de conocimiento el de las verdades naturales, que atañen al mundo físico, pero también puede acceder al conocimiento de ciertas verdades (los preámbulos de la fe), tales como que Dios existe, y a las que también se puede acceder a través de la fe.
-FE: Tomás de Aquino diferencia, como por lo general todos los pensadores cristianos, entre «órganos» de conocimiento: la razón y la fe.
La fe es un instrumento de conocimiento por el que se acepta ciertas verdades como verdades «reveladas» por Dios. Estas verdades son clasificadas por Tomás de Aquino en dos grupos: (1) Artículos de fe: que son aquellas verdades a las que únicamente se puede acceder por la fe, tales como que en Dios hay dos naturalezas, una divina y una humana, o que Dios es una única sustancia con tres personas distintas, etcétera. (2) Preámbulos de la fe: son aquel tipo de verdades a las que se puede acceder indistintamente por la razón y por la fe, y son verdades tales como que Dios existe.
-VERDAD: en Tomás de Aquino aparece una doble concepción de la verdad: como verdad de las cosas y como adecuación, también denominada verdad del entendimiento.
La verdad de las cosas consiste en que, en tanto las cosas se dan, simplemente, no hay en esto mentira ni error. La verdad de las co­sas así entendida, descansa en una determinada relación entre las cosas y el enten­di­mien­to, relación que no es de adecuación sino de pro­duc­ción. En efecto, las co­sas son pro­du­cidas o por un entendimiento humano, si se trata de cosas artificiales, o por el enten­di­mien­to divino, si se trata de cualesquiera cosas creadas. A la verdad así concebida se la de­no­mina a veces verdad óntica.
La verdad puede ser entendida también, y así es como la entiende fundamentalmente Tomás de Aquino, como «ade­cua­ción o concordancia del enten­dimiento y la cosa» (o, ha­blando con más precisión, entre el entendimiento y la forma ‑sus­tancial o accidental‑ de la cosa).
La adecuación consiste en que el entendimiento se con‑forma, es decir, adopta la misma forma, que la cosa. La verdad como ade­cuación se fun­damenta en la convicción de que cosas y pensamiento han sido creados por Dios (quien no crearía un pensamiento cuyo modo de ope­rar se engañase con res­pecto a la realidad). To­más establece una diferencia dentro de esta concepción de la ver­dad:
(1) En un primer momento la adecuación consiste en que el verbum mentis (concepto) es la forma de la cosa (el entendimiento se hace acto haciéndose la forma de la cosa). (A esta manera de entender la ver­dad se la denomina a veces verdad ontológica. El nom­bre es de­bido a que, aunque es una verdad del entendimiento ‑al que también podemos llamar «logos»‑ la verdad está en él como lo estaba en la concepción «óntica» ‑como presencia simple de algo‑).
(2) Pero para Tomás, la verdad como adecuación todavía tendrá otra forma de darse más plena, y ésta es la verdad lógica, que se da en el juicio, don­de un pre­dicado (lo conocido por el enten­di­miento), se atribuye a un sujeto (la imagen mental). (Este tipo de verdad es supe­rior a la onto­lógica por­que aunque en la ontológica se da una auténtica adecuación, el enten­di­­miento no la co­no­ce, no es consciente de ella. Aquí sí.)
-DIOS: Tomás de Aquino concibe a Dios siguiendo la tradición cristiana de occidente: Dios es un ser infinito, y, por lo tanto, perfecto, espiritual, simple, que crea el mundo por un acto de su libre voluntad a partir de la nada (Dios no es un simple hacedor, como el Demiurgo platónico, ni genera el mundo por un proceso necesario de emanación, como en la concepción neoplatónica). En Dios se identifican esencia y existencia. Al conocimiento de Dios se puede acceder a través de la fe, y de la razón (empleando las pruebas a posteriori, las cinco vías).
-ESENCIA: la esencia es lo que una cosa es, aquello que le determina de algún modo, que le hace ser «hombre», «caballo», «encina», «plata» o «belleza». Para Sócrates la esencia residía en una definición universal. Para Platón las esencias se encuentran separadas de las cosas sensibles, en un mundo inteligible (son las «ideas»). Aristóteles identifica la esencia con la forma sustancial. Aristóteles identifica la esencia con la forma sustancial. Agustín de Hipona, influido por el neoplatonismo, sitúa las «ideas» en lamente de Dios. Dios crearía en mundo tomando como modelos tales «ideas», que serán por ello denominadas «ideas ejemplares», que constituyen, por eso, la esencias de las cosas.
Pues bien, Tomás de Aquino, siguiendo a Agustín de Hipona, admite una esencias eternas en la mente de Dios: las «ideas ejemplares»; pero, influido por Aristóteles, considera que tales esencias son plasmadas por Dios en el mundo físico como formas sustanciales.
-EXISTENCIA: el concepto de existencia como algo diferente de la esencia, aparece de modo explícito, por vez primera, en la obra del filósofo islámico Alfarabí. Pero es asumida por el pensamiento religioso judío (por ejemplo, Avicena) y cristiano (Tomás de Aquino). La razón de que el pensamiento religioso diferencie entre esencia y existencia es la siguiente: para las mencionadas religiones Dios crea libremente el mundo. Por ello el mundo es contingente, esto es, podría no existir si Dios hubiera decidido no hacerlo. Al mismo tiempo, el pensamiento religioso judío, cristiano e islámico medieval está fuertemente influido con ciertas concepciones de origen platónico. Así, considera que las «ideas» (las esencias eternas de la cosas) existen desde siempre en la mente de Dios. Por ello, podría suceder que hubiese esencias que Dios no hubiese plasmado en el mundo, que Dios no hubiese creado, que no existiesen.
Dios es pensado además como el ser que existe necesariamente. Por eso en Dios esencia y existencia se identifican. Pero en los seres creados, sin embargo, esencia y existencia son separables.
-CREACIÓN: Tomás de Aquino adopta la concepción cristiana según la cual Dios crea li­bre­men­te el mundo desde la nada. Esta con­cep­ción del origen del mundo se aparta de la platónica, según la cual la ma­teria es eterna y el ser del mundo sensible de­pen­de del ser de las «ideas»; de la aristotélica, según la cual el mundo, con la materia primera y las for­mas sus­tan­ciales, existe desde siempre, y Dios tan solo es la causa del movi­mien­to; y de la neoplatónica, según la cual el mundo procede de lo Uno (o Dios), por ema­­­na­ción, de modo necesario.
La creación constituye un sistema jerarquizado en función de la mayor o menor sim­pli­ci­dad de los seres: cuanto más sim­ples, más cercanos a Dios que es Acto Puro. Los seres pueden ser corporales o espirituales. Estos, se componen de esencia y exis­ten­cia, de potencia y acto. Los corporales se componen además de materia y forma.
-LEY NATURAL: Tomás de Aquino denomina así al conjunto de reglas que regulan la naturaleza. Su contenido se deduce del repertorio de las tendencias naturales del hombre. Básicamente son las siguientes: (1) Como sustancia, el ser humano tiene una tendencia natural a conservar su propia exis­tencia. (2) Como animal, tiene una tendencia natural a propagar su especie. (3) Como ser racional, tiene una tendencia natural a buscar la verdad (especialmente aquel tipo de ver­dades que constituyen su fin último: Dios). (4) El hombre tiende, además, de modo natural, a vivir en sociedad. Pero dado que es un ser racional puede organizar esta convivencia en base a leyes igualmente racionales.
-LEY POSITIVA: es el sistema de leyes creadas convencionalmente por lo seres humanos para regular su vida en sociedad, y que deben tener por objetivo el conseguir el bien común. Actúa como una prolongación de la ley natural y nun­ca puede ir contra ella.


-DESCARTES-
(razón, certeza, método, duda, evidencia, cogito, idea, substancia)
RAZÓN: Descartes identifica la razón con la mathesis universalis, denomina así a «la ciencia general del orden y la medida». Tal ciencia constituiría la base de todas las ciencias, su lenguaje, por lo que sirve para dotar de unidad a todas las ciencias. Se identifica, por lo tanto, con la razón. Razonar es pensar en términos lógico-matemáticos.
CERTEZA: para el pensamiento moderno que comienza con Descartes la certeza es el modo primero de entender la verdad: verdad es, ante todo, certeza. Descartes  considera que para alcanzar la certeza debemos prescindir de los datos obtenidos por los sentidos, que son siempre confusos, y atenernos a las ideas elaboradas por el entendimiento solo, sin ayuda de los sentidos (ideas innatas o conceptos). Tales ideas se nos mostrarán como ciertas siempre que aparezcan claras y distintas ante nuestra mente.
MÉTODO: un método es un procedimiento para obtener conocimiento. Descartes propone un método que consta de cuatro pasos: evidencia, análisis, síntesis o deducción y enumeración.
El punto clave para la obtención de conocimientos nuevos es la deducción, que Descartes consiste en construir un saber complejo a partir de los elementos sim­ples ob­tenidos por intui­ción. (Así, a partir de la in­tui­ción simple de triángulo, podemos ir ela­borando un sistema de saber más complejo en el que descubrimos que la suma de sus ángulos mide 180º, que si es rectángulo la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa, etcétera.)
DUDA: para alcanzar una certeza absoluta, el primer principio del que partir, Descartes someterá todo conocimiento, toda supuesta verdad, a un proceso sistemático de duda hasta encontrar, si es que se encuentra, algo de lo que sea imposible dudar.
No se trata, por lo tanto, de una duda psicológica, una duda que le asalte al individuo Descartes, sino metódica. Si, pese a todos nuestros intentos de cuestionar nuestros conocimientos, encontramos algo de lo que sea imposible dudar, algo que sea de suyo indudable, esa será la certeza absoluta que andamos buscando.
La duda metódica viene a ser algo así como el escepticismo convertido en método, es una radicalización del escepticismo que llevará a su propia anulación: al descubrimiento de una certeza absoluta, a la instalación en la verdad.
EVIDENCIA: consiste en no admitir nada como verdadero que no se conozca como evi­dente, esto es, sin posibilidad de duda. Descartes sostiene que la evidencia va siempre acompañada de dos rasgos: claridad y distinción. Que una idea sea clara quiere decir que está presente ante la mente, que sea distinta quiere de decir que está perfectamente determinada, delimitada, que no se confunde con ninguna otra.
El acto por el que la mente llega a la evidencia se llama intuición. Intui­ción es la aprehensión inmediata de algo. Esta intuición puede ser sen­sible o intelectual. Puesto que, para Des­cartes, lo sensible es siempre confuso, se que­da­rá únicamente con una intuición de tipo intelectual (que nos pondrá ante una idea sim­ple).
En el caso de la fundamenta­ción de la filosofía, para llegar a una primera ver­dad que cumpla este requisito, se llevará a cabo un proceso que se conoce con el nom­bre de «duda metódica».
COGITO: el cogito o pensamiento es la esencia o atributo del alma. Los contenidos del pensamiento son las ideas, que pueden ser de tres tipos: adventicias, facticias e innatas.
En el pensamiento se encuentra la verdad, es decir, la certeza. Pues solo cuando prescindimos de los sentidos y el entendimiento trabaja acorde a sus propias reglas, es decir, conceptualiza, sus contenidos, las ideas innatas o conceptos, aparecen como indudables, como ciertos.
En el ejercicio del pensamiento este descubre, a través del proceso de la duda metódica, el primer principio: cogito ergo sum (pienso, luego existo), fundamento de la filosofía y de la ciencia.
IDEA: Descartes, y por lo general la filosofía moderna racionalista y empirista, emplea el término idea para referirse a los contenidos del entendimiento.
En el caso de Descartes diferencia entre tres tipos de ideas: (1) adventicias: son aquellas que provienen del exterior de nuestra mente, que penetran a través de los sentidos. (2) Facticias: son ideas construidas a partir de las anteriores, tales como la idea de centauro, de Minotauro. (3) Innatas: son ideas construidas por el propio entendimiento, sin que intervenga en ello los datos de los sentidos. Por esta razón tal tipo de ideas estará desprovisto de cualidades. A este tipo de ideas Descartes les llama también conceptos.
SUBSTANCIA: Descartes define la sustancia como aquello que no necesita de otra cosa para existir. Así definida solo sería sustancia propiamente Dios, pues solo Dios existe por sí mismo (solo la sustancia infinita existe necesariamente, como demuestra el argumento ontológico), todo lo demás debe su existencia a Dios. Pero Descartes sostiene que sustancia es un término análogo y que puede ser definida también como aquello que solo necesita de Dios para existir, por lo tanto serían también sustancias el mundo corporal y las almas.
Las sustancias se conocen a través de sus atributos. Así, el atributo principal de los cuerpos (que constituye por ello, su naturaleza o esencia) es la extensión, el atributo principal del alma es el pensamiento, y Dios tiene infinitos atributos, tales como la omnipotencia, la omnisciencia, etcétera.


-HUME-
(escepticismo, experiencia, percepción, impresiones, ideas, hábito, causalidad, creencia, sentimiento)
-ESCEPTICISMO: en general con este término se designa a toda actitud o doctrina que considere que no es posible fun­damentar el conocimiento. El escepticismo aparece ya en los planteamientos sofistas. En el caso de Hume el escepticismo es una consecuencia de que: (1) Todo conocimiento procede de la experiencia, de las impresiones. Pero las impresiones son siempre particulares, y no hay, a juicio de Hume, un método válido que pueda conducirnos de lo particular a lo universal y necesario. (2) Todo conocimiento procede de las impresiones, pero no conocemos cuál es la causa de estas impresiones, no podemos, pues, conocer la realidad tal como es «en sí», sino tal como se nos aparece (los fenómenos).
-EXPERIENCIA: para los empiristas la experiencia es todo conocimiento, toda información, que procede de los sentidos. En el caso de Hume, la experiencia se identifica con las impresiones, que es el estímulo recibido directamente por los sentidos. El conocimiento no puede ir más allá de la experiencia.
-PERCEPCIÓN: Hume designa con el término percepción a los contenidos del entendimiento, lo que Descartes y los racionalistas denominaban ideas. Divide las percepciones en dos tipos: (1) Percepciones fuertes, a las que denomina impresiones. (2) Percepciones débiles a las que denomina ideas.
-IMPRESIONES: Hume denomina impresiones son los estímulos que recibimos de manera directa. Una impresión es, por lo tanto, el fruto de una presión que se realiza sobre nuestros sentidos. Según Hume todo conocimiento comienza con las impresiones y no puede ir más allá de los contenidos dados por las impresiones.
Las impresiones pueden ser simples o complejas, de sensación o de reflexión.
Impresiones simples son aquellas que no pueden descomponerse en otras. Así, al impactar sobre mi retina la luz reflejada sobre la superficie de mi mesa, me produce una  impresión simple de verde, de este matiz concreto de verde. El fuego cerca de mi piel me produce una impresión simple de calor. Un mal recuerdo me produce una impresión simple de angustia. Etcétera. Impresiones complejas son impresiones tales como las de una manzana, mi habitación, una ciudad vista desde el aire, etcétera. Toda impresión compleja está compuesta por impresiones simples.
Impresiones de sensación (o impresiones primarias) son las suscitadas en el individuo de un modo inmediato (bien sea por una causa externa -como puede ser una impresión de color-, o por la propia naturaleza humana -como puede ser el amor o el odio. Impresiones de reflexión (o impresiones secundarias) son las impresiones producidas por las ideas.
-IDEAS: Hume diferencia entre ideas simples y complejas. Las ideas simples son las huellas que dejan las impresiones en nuestra mente una vez que estas han desaparecido. Las ideas simples proceden siempre, por lo tanto, de las impresiones.
Las ideas complejas pueden formarse de dos maneras: (1) Pueden proceder de las impresiones complejas, en este caso se trata de las huellas que dejan las impresiones complejas en la memoria o la imaginación. (2) Pueden formarse a partir de las ideas simples por asociación de estas. En este caso suelen formarse siguiendo las leyes de asociación de ideas (que son tres: ley de semejanza, ley de  contigüidad espacio-temporal y ley de causalidad).
-HÁBITO: el hábito, la costumbre, es el único fundamento posible para los enunciados empíricos universales o las conexiones causales. Allí donde reiteradamente, habitualmente, encuentro un cierto suceso la costumbre me llevará a engendrar la creencia de que seguirá siendo así (la costumbre de ver salir el Sol un día y otro y otro, me lleva a engendrar la creencia de que el Sol seguirá saliendo). Allí donde reiteradamente encuentro que a un suceso sigue otro, la costumbre engendra en mi la creencia de cada vez que se dé el primero sucederá el segundo, estableciendo una conexión causal entre ambos (la costumbre de ver que cuando una bola golpea a otra esta se pone en movimiento me llevará a creer que cada vez que la primera se disponga a golpear a la segunda esta se pondrá en movimiento).
-CAUSALIDAD: el principio de causalidad dice que todo lo que sucede tiene una causa. Hume niega que tal principio pueda ser demostrado, ya que no es un conocimiento de relaciones entre ideas ni un conocimiento de hechos.
Hecho esto pasa a analizar la noción de causalidad, concluyendo que allí donde decimos encontrar conexiones causales la experiencia muestra entre un objeto y otro hay contigüidad espacial y temporal, que hay prioridad temporal de uno sobre otro y que hay una conjunción constante.
La experiencia no puede mostrar ninguna conexión causal, pero es una ley de funcionamiento de la mente (una de las leyes de asociación de ideas) la que me predispones a agrupar las ideas bajo conexiones causales.
-CREENCIA: la creencia es un tipo de sentimiento engendrado por el hábito, por la costumbre.
La creencia, nacida del hábito, de la costumbre, es el único fundamento posible para los enunciados empíricos universales o las conexiones causales. Allí donde reiteradamente, habitualmente, encuentro un cierto suceso la costumbre me llevará a engendrar la creencia de que seguirá siendo así (la costumbre de ver salir el Sol un día y otro y otro, me lleva a engendrar la creencia de que el Sol seguirá saliendo). Allí donde reiteradamente encuentro que a un suceso sigue otro, la costumbre engendra en mi la creencia de cada vez que se dé el primero sucederá el segundo, estableciendo una conexión causal entre ambos (la costumbre de ver que cuando una bola golpea a otra esta se pone en movimiento me llevará a creer que cada vez que la primera se disponga a golpear a la segunda esta se pondrá en movimiento).
-SENTIMIENTO: el sentimiento es un tipo de impresión interna. El sentimiento es, para Hume, el único fundamento posible de la moral. En un doble sentido:
(1) El sentimiento o pasión es lo que mueve a la voluntad a actuar. La voluntad no es movida por el conocimiento, por la razón, pues la voluntad no es algún tipo de facultad que posean los individuos, sino un impulso o una serie de impulsos. Y tales impulsos son fruto de alguna pasión, son la manifestación de ciertas pasiones tales como el deseo o la aversión.
(2) El sentimiento o pasión es el que determina los juicios morales, los juicios que valoran las conductas como buenas o malas, virtuosas o viciosas, que se deben o no se deben hacer. Así, cuando decimos que «no debes robar», lo que estamos manifestando es que nos «desagrado.


-KANT-
(sensibilidad, entendimiento, razón, a priori, a posteriori, categoría, fenómeno, noúmeno, imperativo categórico, autonomía)
-SENSIBILIDAD: poseemos, según Kant, dos facultades de conocimiento: sensibilidad y entendimiento.
La sensibilidad es la facultad de conocimiento a través de la cual podemos percibir objetos de la experiencia; es decir, es la facultad de conocimiento a través de la cual los objetos nos son «dados».
Para que algo nos sea dado es necesario que:
(1) Haya algo que estimule nuestros sentidos, que son los órganos a través de los que opera la facultad de conocimiento sensible. A esos estímulos recibidos por lo sentidos le denomina Kant impresiones. Las impresiones constituyen la materia de la experiencia.
(2) Captemos eso bajo algún aspecto, bajo algún orden. A eso le llamamos la forma de la experiencia. La forma de la experiencia está constituida por el espacio y/o el tiempo. La forma de la experiencia es una condición para que pueda haber cualquier experiencia. Cualquier dato que no respete el orden que imponen espacio, tiempo y categorías no puede ser objeto de la experiencia (y, por lo tanto, no sería dato alguno). Pero si espacio y tiempo son la condición para que pueda haber experiencia no pueden proceder ellos mismos de la experiencia. Son, por lo tanto, elementos a priori (= anteriores a la experiencia). Son elementos que el sujeto encuentra en sí y pone en la experiencia para ordenarla.
-ENTENDIMIENTO: poseemos, según Kant, dos facultades de conocimiento: sensibilidad y entendimiento. La sensibilidad es la facultad de conocimiento a través de la cual los objetos nos son «dados». El entendimiento es la facultad de conocimiento a través de la cual los objetos son «comprendidos».
Pero que un objeto sea comprendido quiere decir que podemos decir lo que «es». Para ello el entendimiento tiene que enlazar ese objeto con un concepto, formando un juicio (del tipo, «esto es un roble»). Por esta razón dice Kant que el entendimiento es la facultad de los conceptos, o bien la facultad de los juicios.
-RAZÓN: en Kant razón significa «determinación a priori». La razón tiene un uso teórico y un uso práctico. La razón, en su uso teórico, pretende determinar a priori lo que puede ser conocido, esto es, pretende determinar a priori el ámbito de la experiencia. La razón, en su uso práctico, pretende determinar a priori la voluntad.
Ahora bien, la razón humana es finita. Eso quiere decir que esa determinación a priori tiene que ejercerse sobre algo que nos venga dado. En el caso de la razón teórica ese algo son las impresiones: la razón pone espacio, tiempo y categorías, pero los pone en las impresiones, ordenándolas, organizándolas. En el caso de la razón práctica ese algo es la decisión concreta que tengo que tomar en un contexto concreto: en ese caso la razón me impele a someter esa decisión, a la ley moral.
Cabe imaginar una razón infinita, la razón divina, en ese caso la determinación a priori no necesita objeto sobre el que ejercerse, porque en el acto de determinar algo crea ella misma lo determinado. Digamos que, más que determinación es instauración.
-A PRIORI: a priori es una expresión latina que significa «anterior a». Por lo general, cuando se usa esta expresión en filosofía significa «anterior a la experiencia», y este es el significado que le da Kant.
En Kant, a priori, esto es, anterior a la experiencia, son aquellas condiciones que hacen posible la experiencia: el espacio, el tiempo, y las categorías o conceptos puros del entendimiento.
Y a priori son también los juicios que se pueden elaborar al margen de la experiencia. En este caso podemos estar hablando de: (1) Juicios analíticos a priori: que son aquellos que se obtienen a partir de un mero análisis del sujeto (por ejemplo: «un soltero es una no casado», «el todo es mayor que la parte»). (2) Juicios sintéticos a priori: que son aquellos que se obtienen a partir de la forma de la experiencia, que es a priori. Cuando se obtienen del análisis del espacio y el tiempo-número, estamos ante los juicios de las matemáticas, que son todos sintéticos a priori. Cuando se obtienen a partir de las categorías del entendimiento estamos ante los juicios fundamentales de la física.
-A POSTERIORI: a posteriori es una expresión latina que significa «posterior a». Por lo general, cuando se usa esta expresión en filosofía significa «posterior a la experiencia», y este es el significado que le da Kant.
En Kant a posteriori, esto es, posterior a la experiencia, son las impresiones, que constituyen el contenido o materia de la experiencia. Y también son a posteriori aquellos juicios que se constituyen a partir de la experiencia. (Juicios del tipo: «los gatos son felinos», «a nivel del mar el agua rompe a hervir a los 100º centígrados», etcétera).
-CATEGORÍA: las categorías, también denominadas conceptos puros del entendimiento, son las diversas funciones que, según Kant, realiza el entendi­miento. Exis­ten doce categorías (unidad, pluralidad, totalidad, realidad, negación, limitación, sustancia, cau­sa-efecto, comuni­dad, posibilidad, existencia, necesi­dad), cada una de las cuales es un modo de enlazar el sujeto con el predicado en un juicio.
Dado que las categorías son «funciones» del entendimiento, son a priori (esto es, no provie­nen de la experiencia, sino que responden a diversos modos de organiza­ción que el sujeto im­pone a la experiencia). Por eso también se les denomina conceptos a priori.
-FENÓMENO: Kant designa con este término a lo que se nos da, las cosas tal como se nos aparecen, tal como las co­nocemos: representadas bajo las intuiciones de espacio y tiempo. El mundo de los fenómenos es el mundo de la ex­periencia, de la realidad «en tanto conocida», que Kant diferencia del mundo nouménico, que es la realidad tal como es «en sí», que puede ser pensada, pero no conocida.
-NOÚMENO: Kant designa con este término a la realidad tal como es «en sí», contrapuesta a la realidad «en tanto co­no­ci­da» (fenómeno). Es la realidad no so­meti­da al espacio ni al tiem­po ni a las catego­rías (que cons­ti­tuyen el orden im­pues­to por el sujeto a la realidad para constituirla como experiencia y poder conocerla) y, en consecuencia, no cognos­ci­ble por el su­je­to. Pero aunque a la realidad en sí no se la puede conocer se la puede pensar (de ahí el nombre). Al no estar so­me­ti­da al orden impues­to por el su­jeto las rela­cio­nes cau­sa-efec­to, que pertene­cen al mo­do de organizar el sujeto la reali­dad, no rigen aquí, por lo que, en el ámbito nouménico la libertad es posible, y, en conse­cuencia, tam­bién la mo­ral.
-IMPERATIVO CATEGÓRICO: aquel tipo de imperativos que expresan un mandato absoluto, sin condiciones. Por ejemplo: «no debes robar», «debes obedecer las leyes», «debes ser justo», etcétera. Se diferencian de los hipotéticos en que estos expresan un mandato condicionado.
Solos los imperativos categóricos pueden constituir una ley moral. Ahora bien, uno puede cumplir con el contenido de la ley moral, si que tal conducta pueda ser calificada de conducta moral. Así por ejemplo, uno puede decidir no robar, obedecer las leyes, o ser justo, por miedo a un castigo, o al qué dirán. En ese caso la voluntad no está determinada por la razón práctica, sino por el conocimiento, por la experiencia. Y esa conducta no tiene nada que ver con la moral.
Por eso la ley moral tiene que prescindir del contenido, y expresar únicamente la forma de la ley. Y en eso consiste el imperativo categórico kantiano, que se puede formular así: «Obra de modo que la máxima de tu voluntad pueda ser convertida en una ley universal».
-AUTONOMÍA: la autonomía es la capacidad que tiene el sujeto de dirigir su propia vida haciendo uso exclusivamente de la razón, sin someterse a ninguna otra consideración.
Tal autonomía solo se da cuando el individuo actúa por deber, sometiendo su voluntad a la ley moral, ley que el individuo se da a sí mismo, con independencia de cualquier consideración externa a su propia razón.


-MARX-
(dialéctica, materialismo histórico, práxis, alienación, infraestructura, superestructura, fuerzas productivas, relaciones de producción, lucha de clases, trabja, plusvalía)
-DIALÉCTICA: el término dialéctica procede de dialegein (= diálogo). A lo largo de la historia del pensamiento filo­sófico la dialéctica aparece, bien como un método de conocimiento, bien como una determinada con­cep­ción de la realidad, o bien ambas cosas.
Pero la dialéctica aparece, siempre, vin­culada a la idea de pro­ceso, de dinamismo. Así, cuando es empleada como método de conocimiento, se entiende que conocer es un proceso a partir de la síntesis de conocimientos previos (Platón); o bien a partir de la negación de un cono­cimiento previo, de una tesis previa, que ha de llevarnos a estable­cer una nueva tesis (Fichte, Hegel, Marx).
Cuando se trata de una concepción de la realidad se entiende que hay una jerar­quía de realidades, de modo que las realidades inferiores, partici­pan y se subsumen en las superiores (Platón); o bien se entiende que la realidad es un proceso que avanza a partir de sus contradicciones, o de los intereses que entran en conflicto (Fichte, Hegel, Marx).
En el caso de Marx la dialéctica le sirve para mostrar el desarrollo de la historia. Esta se produce de la siguiente manera: (1) Tesis: es la forma social o modo de producción de que partimos. Pero cada forma social lleva dentro de sí su negación. Ello se debe a que cada modo de pro­ducción con­tie­ne una escisión interna, debida a que en cada modo de pro­ducción hay elementos con inte­re­ses opuestos entre sí: las clases sociales. (2) Antítesis: este enfrentamiento entre intereses opuestos producirá un cam­bio de forma so­cial (revolución). (3) Síntesis: la revolución instaura una nueva forma social con distintas relaciones entre cla­ses, e incluso dis­tin­tas clases. El proceso culminará con la instauración final de una sociedad sin clases (so­ciedad comunista).
-MATERIALISMO HISTÓRICO: es un paradigma (esto es, un modelo explicativo) desarrollado por el pensamiento marxista con la pretensión de hacer de la historia una ciencia. Para ello, se toma como elemento base aquello que puede ser analizado con la objetividad de las ciencias físicas. Este elemento es la estructura económica, o, para ser más precisos, las fuerzas productivas, que constituyen la base material sobre la que se asienta toda la sociedad. (Explicar los cambios históricos a partir de su base material es lo que nos lleva a denominar a esta doctrina como «materialismo histórico»). Cuando se producen cambios en la estructura económica, o, más en concreto, en las fuerzas productivas, estos provocan cambios en la relaciones de producción (que dan origen a las clases sociales), y estos en la estructura ideológica, dando origen, así, a una forma social nueva.
Estas transformaciones podrían explicarse dialécticamente (véase dialéctica), de ahí que se hable, a veces, de materialismo histórico y dialéctico.
(Algunos intérpretes de la obra de Marx consideran, sin embargo, que este esquema explicativo de la historia responde a una cierta «escolástica marxista» que esclerotiza el genuino pensamiento de Marx, centrado, a partir de un determinado momento de su desarrollo, en el análisis de un concreto modo de producción: el modo de producción capitalista).
-PRÁXIS: la praxis es la acción orientada a la transformación social. Marx antepone una filosofía orientada a la praxis, esto es, a revolucionar la realidad para transformarla, a una filosofía especulativa como sería la filosofía de Hegel o Feuerbach, cuyo único fin sería interpretar la realidad, comprenderla.
-ALIENACIÓN: alienado significa enajenado, extrañado. En el lenguaje corriente alienado viene a ser sinó­ni­mo de loco. Alienado es aquello que está fuera de sí, que ha perdido su propia conciencia, su propia iden­ti­dad, su propia esencia. En filosofía es un término popularizado por Hegel, y sus discípulos, y críticos, Feuerbach y Marx.
Para Hegel la autentica realidad es el espíritu, que es libre y dinámico, por lo que, para él la alienación se produce cada vez que el espíritu cristaliza en cosa, en naturaleza.
Feuerbach considera que es el hombre el que se alie­na al crear a Dios, y poner la auténtica re­a­­lidad en Dios, esto es, en algo fuera del hombre mismo.
Marx con­sidera que la alienación va indisolublemente unida a la aparición de las clases sociales, que condena a los trabajadores a una cuádruple alienación con respecto a: (1) El producto de su trabajo (que se convierte en capital de otros). (2) Su propia actividad (dado que su trabajo es de­ci­dido por otros y su producto apropiado por otros). (3) La naturaleza (que aparece parcelada, repartida en propiedades pri­vadas). (4) Los otros hombres (que aparecen como exploradores o como competidores, en lugar de socios soli­da­rios).
-INFRAESTRUCTURA: en toda forma social que haya alcanzado un cierto nivel de desarrollo se puede diferenciar entre la infraestructura o estructura económica y la superestructura o estructura ideológica.
La infraestructura constituye la base de la sociedad, y está constituida por las fuerzas productivas (formadas por los medios de producción -que incluyen materias primas, maquinaria, etc.- y los trabajadores que trabajan empleando esos medios de producción) y las relaciones de producción (que son las relaciones de propiedad que se establecen entre los dueños de los medios de producción y los que carecen de tales medios, y que dan origen a las clases sociales).
-SUPERESTRUCTURA: en toda forma social que haya alcanzado un cierto nivel de desarrollo se puede diferenciar entre la infraestructura o estructura económica y la superestructura o estructura ideológica.
La superestructura o estructura ideológica depende de la estructura económica; y es impuesta por la clase social dominante, la dueña de los medios de producción. Es una expresión del poder de la clase propietaria y un instrumento para legitimar su dominio. Está constituida, básicamente, por el sistema jurídico, pero también por el arte, la filosofía, la religión, etc.
-FUERZAS PRODUCTIVAS: son las fuerza que intervienen de modo directo en la producción. Constituyen la base sobre la que se levanta todo el entramado social. Las  fuerzas productivas incluyen los medios de producción (materias primas, maquinaria) y los trabajadores que trabajan empleando esos medios.
-RELACIONES DE PRODUCCIÓN: son las relaciones que se establecen en cada momento entre los dueños de los medios de producción y los que carecen de tales medios. Dan origen a las clases sociales.
Según el tipo de fuerzas productivas aparecerán en escena distintas clases sociales básicas. Así, en el mundo antiguo, las clases sociales básicas son los amos y los esclavos; en la sociedad feudal las clases sociales básicas son los señores feudales y los siervos de la gleba, posteriormente, conforme se desarrollan los burgos, aparecerán dos nuevas clases, los maestros y los oficiales; en las sociedades burguesas modernas las clases sociales básicas son los capitalistas o burgueses y los obreros o proletarios.
-LUCHA DE CLASES: en la terminología marxista una clase es un grupo de individuos con intereses económicos similares y diferenciados de los de otros grupos o clases. Las existencia de las clases viene determinada por las relaciones de propiedad; es decir, una clase estará constituida por aquellos individuos que controlan los medios de producción, y otra por quienes carecen de tales medios.
Los intereses entre una clase y otra son distintos y objetivamente contrapuestos: quienes controlan los medios de producción someten a una relación de explotación a quienes carecen de tales medios. Por eso la existencia de clases supone una lucha, a veces larvada a veces abierta, entre clases. Esta lucha solo acabará cuando los trabajadores sean los dueños de los medios de producción. Eso es lo que Marx entiende por sociedad comunista.
-TRABAJO: tipo de acción ejercida, ya sea directa o indirecta­mente, sobre la naturaleza con el objeto de satis­facer algún tipo de necesi­dad humana. La noción de trabajo se convierte en un concepto básico de la eco­nomía clásica, la ciencia económica desarrollada por Adam Smith y David Ricardo. Para la economía clásica el trabajo es la fuente de valor, cosa que Marx asume. Pero Marx va más allá al considerar que el trabajo es el medio de realización humana por excelencia: gracias al trabajo los hombres se hacen hombres, y, a través del trabajo, los hombres entran en relaciones sólidas con los otros hombres.
-PLUSVALÍA: la plusvalía es la diferencia de valor que existe entre lo que produce el trabajador y lo que este recibe en pago por su producción. Marx considera que es consustancial al sistema capitalista la explotación al límite del trabajador. Es decir, que el empresario pague al trabajador solo lo imprescindible para mantenerlo con vida y en condiciones de seguir produciendo y reproduciéndose. Pero, conforme mejora la organización social del trabajo el trabajador producirá cada vez más. En esta diferencia entre una cosa y otra reside la ganancia del capitalista que será cada vez mayor y que permite la acumulación cada vez mayor del capital.


-NIETZSCHE-
(genealogía, moral de señores, moral de esclavos, nihilismo, superhombre, voluntad de poder, eterno retorno)
-GENEALOGÍA: es un método de conocimiento empleado por Nietzsche que consiste en explicar algo remitiéndonos a su origen.
El método genealógico es empleado por Nietzsche, sobre todo, para rastrear nuestras valoraciones morales, para llegar al origen de las nociones de bueno y malo, de bondadoso y malvado.
Con respecto a las nociones de bueno y malo, de bueno y malvado, Nietzsche explica su origen así: inicialmente las nociones de bueno y malo fueron una creación de los poderosos, de la casta de los señores. Estos, que están poseídos por una vitalidad ascendente (y un sentimiento de distancia -pathos de la distancia- que nace de esa vitalidad ascendente), crean valores para afirmarse a sí mismos. Se califican a sí mismos de veraces, felices, justos, virtuosos, queridos de Dios.
Pero los sacerdotes, judíos y cristianos, que son una mezcla de señor y esclavo, en los que confluyen la psicología del señor y la del esclavo, invierten esos valores, que tenían un sentido vital, y les dan un sentido moral. Y así, lo que los antiguos señores denominaban bueno (con una simple connotación vital, con el sentido vital de elevado, noble) le denominan los sacerdotes malvado (con sentido moral). Y aquello que los antiguos señores denominaban malo (con el sentido vital de bajo), le denominan los sacerdotes bueno, bondadoso (con sentido moral).
-MORAL DE SEÑORES: la moral de señores es, en terminología nietzscheana, toda moral afirmativa, que dice sí a la vida en la tierra. Es aquel tipo de moral que surge de seres humanos capaces de crear sus propios va­lores. Es igualmente una moral de hombres fuertes, capaces de asumir alegremente el componente trágico de la existencia.
El término «señor» tiene, en Nietzsche, un sentido histórico: hace referencia a las antiguas castas dominantes; pero tiene, también, un sentido vital y psicológico: hace referencia a aquellos individuos fuertes (esto es, activos, afirmativos), capaces de asumir la vida tal como es, capaces de asumir el carácter trágico de la existencia.
-MORAL DE ESCLAVOS: la moral de los esclavos es la propia de individuos débiles.
Débiles son, en la terminología de Nietzsche, aquellos individuos que son incapaces de asumir el com­po­nente trá­gico de la vida, por lo que inventan un mundo ideal en el que refugiarse, negando valor a este mundo real, sen­­sible. (Ejemplos de esta moral de la huida son la moral platónica y cristiana).
Esclavos son aquellos individuos que no son capaces de darse a sí mismos sus propios valores, sus propias normas, por lo que se someten a los sistemas gregarios de moral (la moral de las Iglesias, de los partidos, de la patria o del Estado), que se guían por una moral de rebaño.
El término «esclavo» tiene, en Nietzsche, un sentido histórico y vital-psicológico. Esclavos son los individuos sometidos del mundo antiguo, pero también los individuos débiles (es decir, pasivos, reactivos), arrastrados por una vitalidad descendente, que les vuelve incapaces de asumir la vida tal cual es, por lo que reniegan de la vida y se convierten en seres resentidos frente al mundo.
-NIHILISMO: término que procede de nihil, que significa nada. Nihilista es la actitud que niega realidad al mundo (nihilismo ontológico); que niega la posibilidad de conocer la realidad (nihilismo epistemológico); o que niega la existencia de valores o principios morales (nihilismo moral).
El nihilismo aparece como un concepto clave de la filosofía de Nietzsche, para quien la historia de la metafísica occidental es la historia de un proceso nihilista. Metafísica es, para Nietzsche, aquella actitud que defiende la existencia de una realidad suprasensible (una realidad más allá del mundo físico, que sería la auténtica realidad), tal como han hecho Platón y el cristianismo. Pero con ello el mundo sensible queda devaluado, se convierte en una realidad secundaria, en algo irreal, en nada. Esto es el nihilismo negativo, frente al cual Nietzsche defiende un nihilismo positivo, que consistiría en negarle valor a esta actitud misma (a la visión del mundo platónico-cristiana), lo que crearía las condiciones para establecer nuevas valoraciones, valoraciones que digan sí a la vida en la tierra.
-SUPERHOMBRE: término empleado por Nietzsche para referirse a aquel tipo humano movido por una moral afirmativa, que se afirma a sí mismo. Un tipo humano en el que la voluntad de poder es máxima (recordemos que la voluntad de poder es la voluntad de afirmarse a sí misma yendo más allá de sí misma). Pero la máxima expresión de la voluntad de poder es el eterno retorno de lo mismo, porque implicar querer la totalidad de lo que hay. Por eso el superhombre puede ser entendido también como el tipo humano capaz de querer el eterno retorno de lo mismo.
-VOLUNTAD DE PODER: según Nietzsche la voluntad de poder constituye la esencia de la vida, pero entendiendo la vida como la totalidad dinámica de lo que hay (algo similar a la physis presocrática).
La voluntad de poder es un impulso de todo a «afirmarse» a sí mismo, que le lleva a «ir más allá» de sí mismo. Esto quiere decir lo siguiente: la voluntad de poder es voluntad afirmativa, de afirmarse a sí misma. Pero, como está en la naturaleza de la voluntad el ir más allá de sí misma (puesta toda voluntad es «voluntad de»), al afirmarse a sí misma afirma ese impulso a ir más allá de sí misma, a sobrepasarse a sí misma.
Este impulso a ir más allá de sí misma es lo que lleva a la voluntad de poder, a la vida, a la creación incesante de formas nuevas, y sobre todo, de valores nuevos. Por eso se puede decir que voluntad de poder es una voluntad de crear, y se manifiesta en el arte y en el artista mejor que en cualquier otra expresión humana.
-ETERNO RETORNO: categoría ontológica y moral desarrollada por Nietzsche con la que pre­ten­de: (1) Pensar lo sensible (la realidad cambiante, el devenir) de modo que aparezca como el ser ple­no, como la auténtica realidad. Para ello se trataría de pensar el mundo como si cada instante fuese a re­tor­nar, y volviese a hacerlo, y así por toda la eternidad. De ese modo se asume la realidad sensible (en la que todo pasa) pero de tal modo que lo sensible no aparece como aquello que se está continuamente aniquilando (pues­to que todo retorna). (2) Hacer de la vida (de la vida sensible, terrena), el valor supremo. Pues si, efec­ti­va­mente, cada instante es eterno, no puede haber nada que tenga un valor superior a ese instante. Pero al mis­mo tiempo, no hay modo de escaparse de ese instante para juzgarlo desde fuera, desde una instancia ex­te­rior, un supramundo. (3) Eliminar de la vida todo lo mezquino, lo pequeño, eliminar todo querer a medias. Pues si, efectivamente, todo retorna, solo podremos querer aquello que estemos dispuestos a asumir que retorne eternamente.


-ORTEGA Y GASSET-
(mundo, circunstancia,  perspectiva, razón vital, ideas, creencias, razón histórica)
-MUNDO: en la terminología de Ortega el mundo es la circunstancia en la que siempre estamos instalados. Ortega critica la idea cartesiana de un yo, convertido en una sustancia, en algo que existe al margen del mundo. El mundo y el yo se dan uno en relación al otro. No puede haber yo sin mundo, porque el yo, la conciencia, siempre es «conciencia de» algo.
También se puede entender el concepto de mundo en Ortega como la totalidad de las perspectivas.
-CIRCUNSTANCIA: en terminología de Ortega, es el ámbito en el que se realiza «mi vida», la vida de cada cual, y que como tal ámbito forma parte de la misma vida personal, imponiéndole unas determinaciones relativas. (Yo soy yo y mis circunstancias).
-PERSPECTIVISMO/PERSPECTIVA: categoría empleada por Ortega para designar el hecho de que la realidad (en especial la realidad que tiene que ver con la vida, con los fenómenos vitales) se da siempre desde una perspectiva, lo que viene a querer decir que no hay un punto de vista, sub specie aeternitatis, esto es, absoluto y suprahistórico.
-RAZÓN VITAL: Ortega emplea esta expresión para referirse a un tipo de racionalidad que nos permita tratar los fenómenos vitales e históricos. Contrapone este tipo de razón a la razón matemática, que triunfa en la modernidad, y, en general, al tipo de racionalidad que se viene imponiendo ya desde Sócrates, que reduce lo racional a conceptos, que son universales e inmutables. Tal tipo de racionalidad valdría para tratar los fenómenos naturales (en la medida en que estos son inmutables, así las leyes de la física son válidas por igual para todos los hombres y todos los tiempos), pero no valdría para explicar los fenómenos que tienen que ver con la vida humana, que es cambiante, perspectivística, histórica
La razón vital ha de emplear categorías apropiadas para explicar los fenómenos vitales, categorías como las de perspectiva, circunstancia, temporalidad, libertad, proyecto, encontrarse, etc.
-IDEAS: Ortega contrapone las ideas a las creencias. La diferencia fundamental es que las ideas «se tienen», pero las creencias nos tienen a nosotros, en las creencias «se está».
Las ideas de las que hablan Ortega pueden tener distintos grados de verdad, pueden ser simples opiniones acerca de cosas intrascendentes o pueden ser teorías científicas. Pero lo que caracteriza a las ideas es que son cosas que nosotros manejamos, de manera más o menos consciente. Las ideas pueden acabar convertidas en creencias, cuando adquieren un arraigo en el individuo que ya dejan de ser discutibles y pasar a formar parte de eso con lo que contamos, sin platearnos ni siquiera su verdad.
-CREENCIAS: Ortega contrapone las ideas a las creencias. La diferencia fundamental es que las ideas «se tienen», pero las creencias nos tienen a nosotros, en las creencias «se está».
Las creencias forman la base sobre la que construyo mi propio ser, y operan sobre mí, por lo general de manera inconsciente. Así, cuando me dispongo a salir a la calle opera sobre mí, sin yo ser consciente de ello, la convicción firme, la creencia, de que hay calle.
La cristalización y cambio del sistema de creencias son un claro ejemplo de que el hombre es un ser histórico.
-RAZÓN HISTÓRICA: a veces Ortega parece usar las expresiones razón vital y razón histórica como sinónimas. Y a veces la expresión razón histórica aparece en el pensamiento maduro de Ortega como sustituto de razón vital.
En todo caso la razón histórica es un tipo de razón que pretende superar la identificación de la razón con la razón matemática, que sirve para explicar los fenómenos naturales, pero no los vitales, los históricos (llegado a un cierto punto Ortega parece dar a entender que lo vital humano es siempre histórico). Es más, la razón científica, matemática, trataría de «explicar» los fenómenos, pero la razón histórica trataría de «comprenderlos». Comprenderlos es entenderlos «desde dentro», por así decirlo, entender el sentido que tienen. Y solo pueden tener sentido los productor de un ser consciente (los productos humanos, la historia).

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