martes, 1 de septiembre de 2015

NIETZSCHE: Así habló Zaratustra. Prólogo. &4.

«Mas Zaratustra contempló al pueblo y se maravilló. Luego habló así:
El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, -una cuerda sobre un abismo.
Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás, un peligroso estremecerse y pararse.
La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso.
Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que pasan al otro lado.
Yo amo a los grandes despreciadores, pues ellos son los grandes veneradores, y flechas del anhelo hacia la otra orilla.
Yo amo a quienes, para hundirse en su ocaso y sacrificarse, no buscan una razón detrás de las estrellas: sino que se sacrifican a la tierra para que esta llegue alguna vez a ser del superhombre.»
F. Nietzsche: Así habló Zaratustra, p. 36. Alianza Editorial S. A. Madrid, 1984
CUESTIONES:
1. Sitúe el texto en su contexto histórico-filosófico, identifique el problema a que responde y su temática, y exponga la o las tesis que sustenta y los argumentos que emplea. (Valoración 0-2,5 puntos).
2. Analice y explique el significado de los términos o expresiones subrayados en el texto y muestre su sentido. (Valoración 0-2,5 puntos)
3. La genealogía de la moral: moral de esclavos y moral de señores. (Valoración 0-2,5 puntos)
4. Exponga las relaciones de semejanza o diferencia de Nietzsche con otro autor o corriente filosófica. (Valoración 0-2,5 puntos.)

Cuestión 1:
● Nietzsche es un pensador que vive en la segunda mitad del siglo XIX. Su obra está fuertemente influida por Schopenhauer, Richard Wagner y el pensamiento griego antiguo.
De Schopenhauer toma la concepción trágica de la vida pero invirtiendo la valoración que hace de esta, de modo que frente al pesimismo trágico de Schopenhauer Nietzsche defiende lo que podríamos denominar un optimismo trágico.
Ese optimismo trágico creyó descubrirlo Nietzsche en el pensamiento griego antiguo, donde, pese a que la vida es identificada como devenir, tensión, conflicto, lucha, transformación, eso no lleva a los griegos antiguos a renegar de la existencia, sino a transfigurarla bajo la óptica del arte.
Finalmente el concepto de obra de arte total que Wagner aplicaba a su concepción de la opera le inspirará a Nietzsche la concepción de la vida como arte y su metafísica del artista: el arte es más adecuado que la ciencia para expresar la vida, pues la ciencia reduce todo a concepto, y, en último término, a concepto matemático, lo que fosiliza lo vivo. Mientras que el arte convive con la tensión, con el conflicto, no los destierra, no los esconde. El arte se vale de la metáfora, de la insinuación, de la emoción, por lo que admite una interpretación siempre viva y renovada.
El pensamiento de Nietzsche, despreciado en principio por la filosofía ofi­cial, tiene una gran acogida en­tre el mundo ar­tístico (novelistas, poetas e, in­cluso, músicos), ejerciendo una gran in­fluen­cia sobre escritores como Tho­mas Mann, Hermann Hesse, Robert Musil, André Gide, Rilke, etc. Más tarde será su­ce­si­vamente apro­pia­do, con finalidades políticas, por anar­quis­tas, na­cio­nal­so­cia­lis­tas, cierta derecha aristocratizante, etc. A partir de los años 60 del pasado siglo ha quedado ple­namente integrado dentro del pensamiento filo­só­fico occi­den­tal como uno de sus más lúcidos críticos.
●● El texto esta sacado de lo que para muchos es la obra cumbre de Nietzsche. En dicha obra Nietzsche recurre a Zaratustra para transmitir algunas de las propuestas fundamentales de su doctrina: la idea del superhombre, el eterno retorno de lo mismo, la muerte de Dios y la concepción de la vida como voluntad de poder.
Zaratustra fue un profeta persa, que vivió en el siglo VI a. C., fundador del mazdeísmo, la primera religión que interpreta la historia del universo como una lucha entre el bien y el mal. Nietzsche echa mano de este legendario profeta persa porque «ya que fue el primero en interpretar el mundo en clave moral será también el primero en reconocer su error y situarse más allá del bien y del mal».
● En este texto Nietzsche, por boca de Zaratustra, anuncia el superhombre; al mismo tiempo que presenta al hombre como un puente hacia el superhombre, por lo que el hombre no es un fin en sí.
● Tras la crítica a la moral y la metafísica occidental que conducen al nihilismo (esto es, a la pérdida de sentido, de orientación para la voluntad) Nietzsche desarrolla un nuevo proyecto, una nueva interpretación de la realidad. Este proyecto comienza por el desarrollo de nuevos valores (transvaloración de todos los valores), que nos permitan enfrentarnos con la vida (sensible, material, terrenal) de una manera afirmativa.
Un papel destacado en este nuevo proyecto lo representa el superhombre. El superhombre pretende dotar a la vida humana de un nuevo sentido, constituye un nuevo comienzo. Pero un sentido vinculado a la tierra, a la realidad material, que no suponga subordinar lo real y mundano a ningún supramundo (al estilo del mundo de las Ideas platónico o el cielo cristiano).
Otra idea que aparece en este texto, vinculada a la anterior, es que el hombre es un puente, un tránsito, y no una meta. Esto puede entenderse como una inversión de la tesis kantiana de que el hombre es un fin en sí mismo (recordemos que según Kant guiar la voluntad por el imperativo categórico habría de conducir a un “reino de los fines”). Frente a Kant, Nietzsche considera que el hombre históricamente dado es un ser guiado por el resentimiento frente al mundo, guiado por una moral de esclavos, que lo debilita y lo convierte en animal de rebaño, y que, finalmente, se ve abocado al sinsentido, al nihilismo. Por ello el hombre solo tiene valor en cuanto puede ser un puente hacia el superhombre.
Por eso dice Zaratustra que «Yo amo a quiénes no saben vivir de otra manera que hundiéndose en su ocaso». Con esto quiere decir que, al igual que el sol se hunde en su ocaso y resurge por el otro lado de la tierra (al menos según parece mostrarnos la experiencia cotidiana), el hombre debe hundirse para renacer como superhombre.

Cuestión 2
-superhombre: por superhombre en­tiende el individuo en el que la voluntad de poder (voluntad afirmativa, de ir siempre más allá de sí mismo, voluntad de crear) es máxima, el individuo capaz de asumir la idea del eterno re­torno de lo mismo. El superhombre es el que está más allá del hombre en el sentido de que ha dejado atrás la miseria humana, el nihilismo, el resentimien­to, la mez­quindad. Es el hom­bre que vive la vida de modo absolutamente afirmativo. Y que ha su­perado, por tan­­to, toda visión moral del mundo (entendiendo por moral lo que ya hemos ex­pli­cado: la moral de la re­nun­cia, del sometimiento a valores extramundanos, etc.).
-ser un puente: con esta expresión Nietzsche transmite la idea de que el hombre no es un fin en sí mismo, en contra de la tradición kantiana, sino un medio para alcanzar el superhombre. Nietzsche dice además, que en eso está la grandeza del hombre. Pues el, hombre tal como se ha desarrollado históricamente, es un ser poseído por el resentimiento frente al mundo, sometido a ideales abstractos y transmundanos, incapaz de asumir la vida en la tierra tal como es.
-meta: este término hay que ponerlo en relación con el anterior, pues el hombre es un medio, un puente, y no un fin, una meta. La meta es un hombre transfigurado, el superhombre.
-hundiéndose en su ocaso: es el hombre que se niega, que destierra de sí todo resentimiento, toda sed de venganza frente al mundo, es decir, que niega lo que ha sido el hombre hasta ahora, para renacer como superhombre. Simboliza también el nihilismo en su aspecto positivo, el nihilismo que, al negar los valores dominantes hasta ahora, se niega a sí mismo.
-detrás de las estrellas: Nietzsche contrapone el hombre que se hunde en su ocaso, esto es, que se niega, pero para renacer como superhombre, como un ideal vinculado a la tierra, vinculado a la vida material, sensible, frente a quienes valoran el sacrificio y la autoanulación en beneficio de un transmundo, un mundo suprasensible. Con la expresión «buscar una razón detrás de las estrellas» se refiere a estos últimos, que consideran que la auténtica realidad es una realidad suprafísica: el mundo de las Ideas platónico o el cielo cristiano.

Cuestión 3: (A desarrollar).

Cuestión 4: VAMOS A COMPARAR A NIETZSCHE CON ORTEGA
● Entre el pensamiento de Nietzsche y el de Ortega podemos encontrar una serie de similitudes:
Ambos filósofos ponen a la vida como centro de su filosofía.
Ambos critican la concepción tradicional de la razón, aquella que identifica pensar racionalmente con pensar mediante conceptos. Y ambos critican, sobre todo, la concepción moderna de la razón, que identifica pensar racionalmente con pensar en términos matemáticos.
Ambos autores consideran que lo vital, lo histórico, es cambiante, y no puede ser expresado mediante conceptos universales, dados de una vez y para siempre.
Ambos defienden una concepción perspectivista de la verdad. No existe una realidad en sí, que pueda ser descrita mediante verdades absolutas, sino que toda verdad se da siempre desde un punto de vista.
Ambos son críticos con la uniformización de la vida humana. Nietzsche critica la moral de rebaño, la moral que somete al individuo a las Iglesias, los partidos o el Estado. Ortega es crítico con la reducción del individuo a la masa en las sociedades modernas, dando origen al hombre-masa, el hombre mediocre, el hombre instalado en el igualitarismo y que no se exige nada a sí mismo.
Ambos coinciden también en una defensa de la «autenticidad». Nietzsche propone como ideal humano el superhombre, que es el hombre fiel a sí mismo hasta el punto de querer el Eterno Retorno de lo Mismo, lo que implica desterrar de su vida todo querer a medias. Ortega defiende que los individuos y las colectividades deben ser fieles a su propio ser, a la tarea que les es propia. Esta tarea está, para Ortega, en función de la circunstancia en la que les ha tocado vivir.
● Ahora bien, ambos autores discrepan tanto en su concepción de la vida como en la superación del racionalismo clásico:
Así Nietzsche identifica la vida con la voluntad de poder. La vida sería un puro impuso a ser más, que lleva a la creación incesante de formas nuevas. Cuando Ortega habla de la vida, se refiere a la vida humana, a la vida personal, a «mi vida».
Dado que la racionalidad clásica no puede expresar correctamente los aspectos vitales, dinámicos, de la realidad, Nietzsche niega validez a la ciencia y a la metafísica tradicional. En su lugar pone al arte, como el modo más apropiado de expresar lo vital, como una forma más profunda de acercarse a la realidad. Pretende, según sus propias palabras, desarrollar una metafísica de artista. Pero esto le lleva a colindar con el irracionalismo. Ortega considera que si el modo tradicional de entender la razón no es apropiado para tratar con los fenómenos cambiantes, los fenómenos vitales e históricos, eso se debe a que desde Sócrates y, sobre todo, desde el pensamiento moderno, se produjo una reducción de la razón. Pero lo que hay que hacer no es abandonar la razón y adoptar actitudes irracionalistas, sino elaborar un nuevo modelo de racionalidad, una racionalidad más amplia. Hay que sustituir la razón pura por la «razón vital».
Nietzsche es un pensador vitalista, la vida, entendida como puro impulso a ir más allá de sí misma, es la fuente de toda valoración. Ortega es un pensador raciovitalista, la vida no es puro impulso ciego e irracional, pues la vida tiene a la razón como instrumento a su servicio.

Nietzsche, pese a su pretensión de haber superado la metafísica, y por ello de haber superado la concepción que identifica el ser con lo fijo, lo eterno, etc., sigue atrapado en la concepción tradicional del ser. La razón es que para asimilar ser a devenir elabora su teoría del Eterno Retorno de lo Mismo. Pero esta teoría acaba identificando el ser con un presente eterno. Es decir, al sostener que todo instante retorna y por ello es eterno, cae en un “presentismo”. El instante pasa a ser real porque existe en una especie de eterno presente. Ortega, por el contrario, defiende la temporalidad, con sus tres dimensiones de pasado, presente, y futuro, como un componente de la vida humana. Y sostiene que lo real es el acontecer, que la realidad está hecha de sucesos, más que de cosas.

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