SANTO TOMÁS: Suma Teológica, Primera Parte, Cuestión 2.
«Una proposición
puede ser evidente de dos maneras: en sí misma, pero no para nosotros, o en sí
misma y para nosotros. Una proposición es evidente en sí misma, si el predicado
está incluido en el concepto del sujeto: por ejemplo: «el hombre es un animal»,
«pues animal» está incluido en el concepto de hombre. Por consiguiente, si
todos conociesen la naturaleza del sujeto y del predicado de cualquier
proposición, esta sería evidente para todos, como lo son los primeros
principios, cuyos términos –ser y no ser, todo y parte, y otros semejantes-
son tan conocidos que nadie los ignora. Si, por el contrario, algunos
desconocen la naturaleza del predicado y el sujeto, la proposición será sin
duda evidente en sí misma, pero no lo será para quienes lo ignoran. Por
ello sucede, como dice Boecio, que hay ciertos conceptos comunes que
solo son evidentes para los sabios, como que “lo incorpóreo no ocupar lugar”.»
CUESTIONES:
1.
Sitúe el texto en su contexto histórico-filosófico, identifique el problema a
que responde y su temática, y exponga la o las tesis que sustenta y los
argumentos que emplea. (Valoración 0-2,5 puntos).
2. Analice y explique el significado de los términos o expresiones
subrayados en el texto y muestre su sentido. (Valoración 0-2,5 puntos).
3. Las relaciones fe-razón en Tomás de Aquino. (Valoración 0-2,5 puntos).
4. Exponga las relaciones de semejanza o diferencia de Tomás de Aquino con
otro autor o corriente filosófica. (Valoración 0-2,5 puntos).
Cuestión
1:
● Tomás de Aquino es un
filósofo y teólogo italiano que vive en el siglo XIII. Fue el más destacado representante de la filosofía escolástica,
hasta tal punto que muchas veces se identifica la escolástica con su doctrina.
Escribió numerosas obras
entre las que destacan sus monumentales sumas (la Suma contra gentiles y, sobre todo, la Suma teológica).
Recibió influencias de
numerosos filósofos cristianos, judíos y musulmanes, tales como san Agustín,
san Alberto Magno, Avicena, Averroes, Maimónides,
etc.; pero el filósofo que le influye de modo más determinante es Aristóteles.
Le influye hasta tal punto que se puede decir que la obra de Tomás de Aquino es
una reelaboración en clave cristiana del sistema aristotélico.
Pero al mismo tiempo fue
un filósofo muy influyente en el mundo cristiano. Su obra se convirtió durante
siglos en la filosofía cuasi-oficial de la Iglesia católica.
El texto pertenece a la Suma teológica. Las Sumas eran un tipo
habitual de literatura filosófico-teológica empleado por la escolástica. Se
trataba de escritos muy amplios que a veces abarcaban toda una disciplina.
● En este texto Tomás de Aquino
explica la diferencia entre los dos modos de ser evidente una proposición. Una
proposición puede ser evidente de dos maneras: (1) En sí misma, pero no para
nosotros. (2) En sí misma y para nosotros. El objetivo final de Tomás de Aquino
es aclarar si la proposición «Dios existe» es evidente.
● Pues bien, una proposición es
evidente en sí misma cuando el
predicado está incluido en el sujeto, lo que, dicho de otro modo, quiere decir
que del análisis del significado del sujeto se infiere, se saca, el predicado.
Así por ejemplo, analizando el significado de “abuela” se puede sacar que “es
la madre de la madre o del padre de alguien”, o analizando el significado de
“todo” y de “parte” se puede sacar que “el todo es más que cualquiera de sus
partes”. Por lo tanto, proposiciones como: «Una abuela es la madre de la madre
o del padre de alguien» o «el todo es
mayor que sus partes» son proposiciones evidentes en sí mismas.
Sin embargo una proposición
puede ser evidente en sí misma, pero no para nosotros. Eso sucede cuando
nosotros no conocemos, o no conocemos de modo claro, el significado del sujeto
o el predicado de tal oración. Así la proposición «la Alliaria petiolata forma
parte de la familia de las cruciferae» es evidente en sí misma, pues quien
conozca lo que es una “alliaria petiolata” y cuáles son las características de
las “cruciferae” tendría que concluir que la primera forma parte de las
segundas. Pero tal proposición solo es evidente para quienes conozcan los
significados de tales términos, no para los demás. De mismo modo, la
proposición «Dios existe» es evidente en sí misma. Pues el que conozca la
naturaleza de Dios tendría que concluir que existe necesariamente; pues en
Dios, dado que es un ser infinito y simple, no hay separación entre esencia y existencia, o dicho de otro modo, es un ser que existe necesariamente.
Pero no todos conocemos lo que es Dios. De hecho, a lo largo de la historia
muchos han identificado a Dios con seres corporales finitos y limitados (por
ejemplo, los dioses griegos o romanos) que, como tales, no tienen necesariamente
por qué existir.
Concluyendo: la proposición
«Dios existe» es evidente en sí misma, pero no para nosotros.
Cuestión
2:
-proposición: Una proposición es un
enunciado en el que se dice algo acerca de algo. Donde, por lo tanto, se
estable una conexión entre un sujeto y un predicado, en la que el sujeto se
afirma o se niega del predicado. Ejemplos: «Los hombres son mortales», «Los
hombres no son aves».
-naturaleza: Tomás de Aquino emplea el
término naturaleza del mismo modo que Aristóteles. En Aristóteles el término
“naturaleza” aparece con dos sentidos. En un sentido general, por naturaleza
entienden todo aquello que tiene en sí un principio de movimiento o estancia
(es decir, natural es aquello que llega a ser lo que es por sí mismo; y se contrapone
a lo artificial, que es aquello que llega a ser en virtud de la técnica o arte
humanos). Pero también emplea el término naturaleza para referirse a lo que una
cosa es en el fondo, a su esencia (que viene dada por su forma sustancial). Y
es en este segundo sentido en el que se está empleando el término naturaleza en
este texto.
-primeros
principios: Para
Tomás de Aquino, al igual que para Aristóteles, “principio” es lo primero a
partir de lo cual algo es o se conoce. Así, son principios la “materia prima” y
la “forma sustancial” (pues a partir de ellas las sustancias o cosas llegan a
ser lo que son), o el “principio de identidad” o el “principio de no
contradicción” (pues a partir de ellos podemos pensar). En este texto con la
expresión primeros principios se refiere a aquellas verdades que son evidentes
por sí mismas, que no necesitan ser deducidas a partir de otras. Tales como «El
todo es mayor que la parte», «Toda cosa es igual a sí misma», «No es posible
que algo sea y no sea la misma cosa al mismo tiempo», etc.
-evidente: Evidente es todo aquello de lo
que no se puede dudar, aquello cuyo contrario no puede ser pensado. Lo evidente
es fruto de una intuición intelectual, es decir, es captado directamente por el
entendimiento.
-conceptos
comunes: En general un concepto es una
representación mental de algo universal. Para Tomás de Aquino el concepto
(también llamado verbum mentis =
palabra mental) se forma cuando el entendimiento agente abstrae la esencia a
partir de la imagen sensible o fantasma, proyectándola luego sobre el
entendimiento paciente, de modo que su capacidad para conocer esencias se
actualiza. El concepto o verbum mentis
es ese entendimiento paciente hecho acto. Con la expresión conceptos comunes
hace referencia a ciertos conceptos que son de uso habitual en la filosofía o
la teología. No obstante, muchos de estos conceptos pueden carecer de
significado para el común de los mortales.
Cuestión
3: (A desarrollar).
Cuestión
4: VAMOS A COMPARAR A TOMÁS DE AQUINO CON ARISTÓTELES.
Tomás de Aquino comparte muchas
de las tesis de Aristóteles. No en vano la obra de Tomás de Aquino está
construida sobre una base aristotélica.
● Así entre las similitudes
encontramos:
Tanto Aristóteles como Tomás de
Aquino definen lo natural como
aquello que cambia por sí mismo. También consideran que la naturaleza está
compuesta por sustancias con sus accidentes, que las sustancias están
compuestas de materia primera y forma sustancial (hylemorfismo), que el movimiento
consiste en pasar de ser en potencia
a ser en acto, que existen cuatro
tipos de cambio y cuatro causas del cambio, etc.
Comparten igualmente que existe
un Primer motor inmóvil, que es
causa final del movimiento.
También comparten la tesis de
que el alma es la forma sustancial
del cuerpo de los seres vivos.
Que conocer es conocer lo universal. Que el universal
se obtiene por un proceso de abstracción
mediante el cual el entendimiento adopta la forma sustancial separada de la
materia.
Igualmente la ética de ambos
está basada en la tesis de que el fin último de los hombres es la felicidad.
Y también consideran ambos que
el hombre es por naturaleza un ser social.
● Pero Aristóteles y Tomás de
Aquino se diferencian en:
Para Aristóteles el mundo es
eterno y necesario. Tomás de Aquino considera, sin embargo, que el mundo ha
sido credo por Dios, que lo crea libremente. Lo que quiere decir que el mundo
es contingente. Podría no haber
existido.
Tomás de Aquino asume la
existencia de un mundo de ideas o formas, al estilo platónico, si bien,
constituyendo la mente de Dios.
Aristóteles solo admite un tipo de universales: las formas sustanciales que
organizan la materia.
A las cuatro causas aristotélicas
(material, forma, eficiente y final) Tomás de Aquino añade la causalidad ejemplar. Esto significa que
las ideas o formas existentes en la mente de Dios son tomadas por Éste como
modelos para crear el mundo físico (y en ese sentido son causa ejemplar del
mundo).
Aristóteles considera al alma
inseparable del cuerpo. Tomás de Aquino considera que el alma es eterna y
separable del cuerpo, aunque tras la muerte la parte vegetativa y sensitiva del
alma pasan a estado potencial.
Tomás de Aquino, frente a Aristóteles,
considera que la felicidad plena no se alcanza en este mundo, sino que se
necesita de la salvación, mediante
la cual el hombre puede contemplar a Dios. En esa contemplación reside la
felicidad plena. Para alcanzar este estado son necesarias las virtudes teologales (fe, esperanza y
caridad) que, lógicamente, no aparecen en el sistema aristotélico.
Finalmente, Aristóteles toma
como modelo de Estado a las polis
griegas. Tomás de Aquino a los incipientes Estados
nacionales que comenzaban a constituirse en la Baja Edad Media.
Además Tomás de Aquino
considera que la mejor forma de gobierno es una mezcla de monarquía,
aristocracia y democracia. Y que los individuos no encuentran la plenitud en el
Estado sino en la contemplación de Dios. Por eso en los asuntos relativos a la
salvación el Estado debe estar subordinado a la Iglesia. Frente a Aristóteles
que considera que en la polis se
encuentra la autosuficiencia.
Cuestión
4: (OTRA OPCIÓN) VAMOS A COMPARAR A TOMÁS DE AQUINO CON DESCARTES
Tomás de Aquino parte de una
ontología (concepción del ser, de la realidad) y una epistemología (concepción
del conocimiento) de origen aristotélico. Descartes es uno de los fundadores de
la concepción de la realidad y de la ciencia modernas.
Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles,
parte de un universo cualitativo: no
todo puede ser reducidos a cantidades, matematizado. Siguiendo a Galileo,
Descartes considera que el universo está escrito en caracteres matemáticos,
esto es cuantificables.
Tomás de Aquino, siguiendo, una
vez más, a Aristóteles, parte de una concepción organicista del universo. La naturaleza entera es explicada tomando
como similitud el funcionamiento de los organismos. Por eso considera que todo
está impulsado a alcanzar un fin. La matematización de la realidad lleva a Descartes
a una concepción mecanicista de la
naturaleza: la naturaleza es concebida como una máquina, esto es, como un
conjunto de piezas que mueven a otras piezas por contacto.
Tomás de Aquino sostiene,
siguiendo a Aristóteles, que el método conocimiento por excelencia es la demostración, un tipo de deducción que emplea silogismos (en los cuales a partir de
unas verdades más generales se sacan unas verdades menos generales). Descartes
considera que ese método no proporciona conocimiento nuevo. Por ello defiende
como método apropiado una nueva concepción de la deducción: esta consiste en
una síntesis en la que, a partir de
verdades simples, se construyen verdades complejas.
Tomás de Aquino concibe la
verdad como adecuación del
entendimiento a las, cosas. Para Descartes la verdad es, ante todo, evidencia, certeza.
Tomás de Aquino es un pensador realista: considera que podemos conocer
directamente la realidad tal como es en sí misma, dado que el conocimiento es
una especie de reflejo de la realidad. Descartes es el iniciador del idealismo epistemológico. La realidad
solo puede ser conocida a partir de las ideas construidas por el entendimiento.
Tomás de Aquino parte de la
cosmología aristotélica: geocéntrica,
geoestática, y en la que el cosmos
es heterogéneo, esto es, los cuerpos
bajo la esfera sublunar están constituidos de distintos materiales y tienen
tipos de movimiento o cambio distintos que los de la esfera supralunar.
Descartes considera que la Tierra no es el centro del cosmos sino un planeta
más que gira en torno al sol, que es una estrella más. Por esa razón el cosmos
es homogéneo, no hay ninguna
diferencia entre los materiales, movimientos o leyes que rigen el comportamiento
en la Tierra con respecto al resto de los cuerpos celeste.
Tomás de Aquino parte de la
concepción aristotélica del movimiento:
el movimiento es entendido como paso de ser
en potencia a ser en acto.
Descartes concibe el movimiento como desplazamiento
de las partículas materiales en el espacio.
Para Tomás de Aquino el mundo
natural está compuesto de sustancias
con sus accidentes. Las sustancias
son aquello que tiene realidad en sí mismo, y que está compuesto de materia
primera y forma sustancial. Descartes entiende la sustancia como lo que solo necesita de Dios para existir, y
sostiene que hay tres tipos de sustancias: sustancia
pensante, sustancia infinita, y sustancia extensa.
Tomás de Aquino cree que el
conocimiento se construye a partir de la experiencia,
de la cual el entendimiento saca, mediante un proceso de abstracción, lo universal. También sostiene, como pensador medieval
que es, que la fe tiene un papel en
el conocimiento, incluso el papel más relevante, porque solo a través de la fe
podemos tener un conocimiento de la naturaleza de Dios. También toma como punto
de partida la tradición y ciertos
libros y pensadores «con autoridad». Descartes es un pensador
racionalista, la razón por sí sola
produce todo el conocimiento posible, con independencia de la tradición la autoridad,
la fe y hasta de la experiencia.
Tomás de Aquino rechaza la
validez de los argumentos a priori para demostrar la existencia de Dios, esto
es, rechaza el argumento ontológico, porque considera que este
parte de una definición de Dios que solo podemos conocer a través de la fe.
Descartes acepta el argumento ontológico como válido porque considera que la
noción de Dios es una idea innata, construida por la razón.
Tomás de Aquino defiende una
ética de la felicidad: siguiendo a Aristóteles considera que el fin último del
ser humano es alcanzar la felicidad, identificada con la plenitud humana, que
se alcanza con la práctica de las virtudes intelectuales y morales. Aunque,
como pensador cristiano, considera que la felicidad completa solo se puede
alcanzar con la salvación para la que se necesita de la práctica de las
virtudes teologales. Descartes se limita a la defensa de lo que denomina una
moral provisional, centrada en el cumplimiento de tres reglas: (1) Obedecer a
las leyes y costumbres del país. (2) Ser lo más firme y resuelto posible en el
obrar. (3) Procurar vencerse más bien a sí mismo que a la fortuna y
esforzarse más bien por cambiar los pensamientos propios que el orden del
mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario